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Recuperación, Digitalización, Virtualización y Puesta en Valor del Patrimonio Arqueológico
Como ya hemos señalado en otras páginas de esta web al hablar de la necesidad de construir una Infraestructura de Datos Espaciales (IDE) del yacimiento, la metodología propia de la excavación arqueológica conlleva la destrucción de dicho yacimiento tal y como lo encontramos antes de iniciar el proceso de extracción. Es por este motivo que es absolutamente necesario recopilar la mayor cantidad de información posible y que esta información sea tan detallada y precisa que, de algún modo, nos permita volver a representar y visualizar este elemento arqueológico, paliando así de alguna manera los efectos destructivos de nuestro trabajo. Ahora bien, toda esta información debe almacenarse de una forma estructurada, ordenada, fácil de recuperar y de analizar, y, como no, de compartir. Para hacer esto, contamos con una herramienta muy eficaz que es la base de datos.
Una base de datos es según la RAE un “conjunto de datos organizado de tal modo que permita obtener con rapidez diversos tipos de información”. Es por tanto una recopilación organizada de información o datos estructurados, que normalmente se almacena de forma electrónica en un sistema informático. Normalmente, una base de datos está controlada por un sistema de gestión de bases de datos (DataBase Management System, DBMS). En conjunto, los datos y el DBMS, junto con las aplicaciones asociadas a ellos, reciben el nombre de sistema de bases de datos, abreviado normalmente a simplemente base de datos[1]. La información en las BBDDs se organiza en tablas, que a su vez de organizan en registros (filas) y campos (columnas), lo que aumenta la eficacia de procesamiento y la consulta de datos. Una BBDD puede tener múltiples tablas.
Por lo tanto, construir una o varias base de datos en las que volcar la gran cantidad de información que recogemos desde el inicio del proyecto arqueológico es fundamental. No solo para introducir los datos que describen cada elemento del registro (es decir su materialidad), sino también para volcar en ella los datos que recogen su información geográfica (su espacialidad). Este tipo de datos recogidos mecánicamente (estación total, equipos GNSS, etc.) se almacenan y se descargan en la base de datos, o en programas CAD y GIS.
En el caso de nuestra disciplina, cada registro representa, generalmente, un elemento o pieza hallada en la excavación, siendo los campos los encargados de proporcionar la información sobre este registro. A veces un registro puede representar un conjunto de elementos, por ejemplo, un conjunto de micro restos de talla, o un conjunto de hueso de una misma pieza, pero fragmentada, o restos de criba de un nivel. Por eso añadimos generalmente un campo que representa el número de fragmentos. El número y tipo de campos de la base de datos estará en función del tipo de elementos que vayamos a introducir. Una base de datos de un yacimiento exclusivamente paleolítico ha de tener por fuerza un número y tipo de campos diferentes a una de un yacimiento que abarque niveles de época cerámica, o bronce, etc. También hay que tener en cuenta a la hora de establecer los campos, los datos que vayamos a extraer cuando revisemos de nuevo el material inventariado, y no solo los datos que nos aparecen en el inventario original.
Sin embargo, hay algunos campos que son básicos e imprescindibles para toda base de datos, sea cual sea la época a la que hagamos referencia:
A partir de aquí, podemos añadir todos los campos que consideremos necesarios para matizar y completar la información: formas, labio, galbo, asa, en caso de cerámica, por ejemplo. Podemos añadir campos indicando si hay remontes, la orientación de las piezas, el número de piezas encontradas para un mismo registro (una cerámica partida in situ, por ejemplo).
La mayoría de las veces, y para no sobrecargar demasiado una sola tabla, se hacen varias relacionadas entre sí por el número de identificador, así la tabla inventario general posee una información genérica de todo el registro, y luego en diferentes tablas vamos afinando la información según estemos ante restos óseos, líticos, cerámicos etc., tales como medidas, peso, tipo de retoque, etc., por ejemplo, en la industria lítica, o tipo de arcilla, porosidad, tipo de cocción, etc., en la cerámica.
Las tablas que integran las o la BBDD de una IDE, no son solo inventarios de piezas arqueológicas. También se construyen tablas de las unidades estratigráficas. Esto nos permite establecer relaciones espaciales entre los elementos del registro y las unidades estratigráficas en las que se encontraron. En estas tablas se describen cada una de las unidades, con características como su situación, a cuál cubre, cual la cubre a su vez, composición, color, textura, espesor, etc.
Hay múltiples aplicaciones de bases de datos. En nuestro caso, hemos elegido Access por su facilidad de uso para desconocedores de programación. En el caso de que el tema os interese, hay otras bases de datos de código abierto y de software libre muy interesantes, como MariaDB[2], o MySQL[3] y SQLite[4].
[1] https://www.oracle.com/es/database/what-is-database/
[4] https://www.sqlite.org/index.html
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